FLA 6.8.25

El margen de error ha sido prácticamente nulo en esta Final de la Stanley Cup, con los Edmonton Oilers y Florida Panthers dejándolo todo en el hielo para dividir los primeros dos compromisos de la serie por el título.

Tras dos encuentros que necesitaron ser definidos en tiempo extra —incluyendo el segundo duelo, que requirió de dos prórrogas para encontrar un ganador— la serie se muda a la Amerant Bank Arena de Sunrise, Florida, para los siguientes dos choques.

Mientras tanto, ambos cuerpos de entrenadores están detallando la estrategia de cara al Juego 3 de una serie extremadamente pareja. Y dentro de ese análisis, hay un factor que ha sido fascinante hasta ahora: la velocidad.

En este duelo de titanes se encuentra posiblemente el equipo con el ataque más veloz de la liga contra la defensa más rápida. Y, de nuevo, en un duelo tan parejo, es quizás este pulso el que termine definiendo al campeón de 2025.

Los primeros dos partidos han sido un testimonio de la paridad. Con ocho goles en los primeros periodos (la mayor cantidad en una Final desde 1936), seis tantos para empatar el marcador y cuatro cambios de ventaja, la acción ha sido incesante. De hecho, los equipos han estado empatados o separados por un solo gol durante el 99.2% del tiempo de juego (166:17 de 167:34), una estadística que ilustra a la perfección lo que se está viviendo entre estos dos rivales.

"Ha sido rápido. Desde la banca, el ritmo parece ser realmente bueno", comentó el entrenador de los Panthers, Paul Maurice. "Hay mucha acción de un lado a otro del hielo, pero ningún equipo es descuidado con su defensa en absoluto. Ambos clubes tienen esquemas defensivos muy sólidos. Es sólo un testimonio de la calidad y profundidad del nivel de talento".

La velocidad de Edmonton es una de sus cartas de presentación. El patinaje de su capitán, Connor McDavid, está en una categoría aparte, registrando la velocidad máxima de esta postemporada (38.49 km/h) y la mayor cantidad de arranques explosivos de más de 32 km/h (157). Pero no está solo. Es uno de los cuatro delanteros de los Oilers entre los diez primeros en ese renglón, junto a Leon Draisaitl (68; tercero), Vasily Podkolzin (53; quinto) y Connor Brown (45; sexto).

"Son muy rápidos", admitió el defensa de los Panthers, Seth Jones. "Sabemos lo rápido que es ese equipo en la transición y cosas así. Y [tienen] muchísima velocidad al frente. Definitivamente, es uno de los equipos más rápidos a los que nos hemos enfrentado en estos playoffs".

A Florida con todo empatado

Para contrarrestar esa amenaza, los Panthers no compiten con sus delanteros —sólo Carter Verhaeghe y Sam Bennett (42; empatados en el octavo puesto) figuran en esa lista— sino con la velocidad de su propia línea azul.

Liderados por los 33 arranques de más de 32 km/h de Niko Mikkola, Florida tiene a cuatro defensas entre los diez primeros de la liga en esa categoría. Gustav Forsling (20) es tercero, seguido por Nate Schmidt y el propio Jones, empatados en el octavo lugar con 15 cada uno. En comparación, los Oilers sólo tienen a dos defensas en esa lista (Darnell Nurse y Evan Bouchard, empatados en el cuarto puesto con 17).

Esto plantea una pregunta fundamental: ¿Es la velocidad una ventaja mayor para el ataque o para la defensa?

"Es una ventaja para ambos", explicó el delantero de Florida, Brad Marchand. "Se trata de cómo la usas, ¿sabes?... puede ser un arma en ambos extremos del hielo". Seth Jones comparte esa visión: "Cuando juegas contra una defensa rápida, es mucho más difícil conseguir esas jugadas en transición y tienes menos tiempo con el disco ofensivamente".

Hasta ahora, en lugar de que un lado domine al otro, estas dos fortalezas parecen estarse neutralizando. En una serie tan pareja, la confianza en el sistema propio y la capacidad para manejar los altibajos son cruciales. "Casi siempre se trata de un ajuste para volver a nuestra forma", comentó Maurice sobre la mentalidad tras una derrota. "No se trata de que los entrenadores hagan ajustes drásticos; nadie está cambiando el sistema natural... creo que [los jugadores] tienen un entendimiento bastante sólido de sus fundamentos".

Esa confianza en su proceso es la que les permite manejar la presión de una Final donde el ímpetu puede cambiar en un instante. Para Maurice, la lección más importante sobre cómo soportar los embates del rival la aprendieron en postemporadas pasadas.

"El mejor maestro para nosotros fue la serie contra Carolina hace dos años", reflexionó el entrenador. "Entender que cuando ellos tienen su momento, hay cosas que puedes intentar hacer para mitigarlo. Cada equipo tendrá ese impulso... y tienes que intentar recuperarlo".

La percepción desde el vestidor es similar. Entienden que, en una serie entre dos potencias, el resultado puede depender de detalles mínimos.

"Mira, cuando tienes dos equipos de este calibre jugando uno contra el otro, sí, se reduce a los rebotes [de la suerte]", afirmó Seth Jones. "En los primeros dos juegos, se ha visto que ambos partidos podrían haber ido para cualquier lado... creemos que si jugamos nuestro juego lo mejor que podamos, nos daremos una oportunidad".

Con la serie ahora trasladándose al Sur de Florida para el Juego 3 el lunes, los Panthers buscarán aprovechar la localía para imponer su estilo de juego, uno basado en la velocidad de su defensa y en la resiliencia forjada a través de la experiencia.

La batalla de velocidades continuará, pero el equipo que mejor ejecute su plan y capitalice esos pocos "rebotes de la suerte", será el que finalmente levante la Stanley Cup.

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